(miComunidad.com) El universalismo es la creencia de que, al final, todos los seres humanos serán salvos y terminarán en el cielo. Esta idea, aunque atractiva, se ha extendido en muchos círculos modernos, quizá porque la noción de un infierno eterno resulta demasiado dura para el pensamiento contemporáneo. Para algunos, es el énfasis exagerado en el amor y la compasión de Dios —y el olvido de Su justicia y santidad— lo que los lleva a sostener que Él tendrá misericordia de toda la humanidad. Sin embargo, cuando miramos las Escrituras con atención, encontramos que el universalismo no solo es insostenible, sino que contradice directamente la revelación de Dios.
La Biblia enseña con claridad que algunos estarán con Dios en la eternidad, y otros permanecerán separados de Él. Jesús mismo lo afirmó sin rodeos en Mateo 25:46: “E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna”. La palabra eterno no tiene un significado distinto cuando se aplica a la vida o al castigo: ambos son igualmente duraderos. En otros pasajes, Jesús describió el infierno como un “fuego eterno” (Mateo 25:41) y como un fuego que “nunca se apaga” (Marcos 9:44). Es decir, el infierno no es temporal ni simbólico, sino una realidad eterna.
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