(miComunidad.com) Si murieras y estuvieras ante Dios y Él te preguntaría: «¿Por qué debería dejarte entrar al cielo?» ¿Qué le dirías? ¿Qué crees que dirías? Esa es una de las preguntas más importantes que puede hacerle a una persona con respecto a su salvación.
Me gustan esas preguntas porque nos obligan a aclarar nuestros pensamientos sobre la salvación.
Una cosa es segura, un día morirás. Serás arrojado repentinamente al rostro de Dios y Él te hará la pregunta: «¿Por qué debo dejarte entrar en Mi cielo?» «¿Qué derecho tienes para entrar en el Lugar Santísimo?«
Su respuesta podría ser: «Soy una persona religiosa. Estoy tratando de vivir una vida cristiana lo mejor que puedo. Doy a los pobres y trato de ayudar a las personas necesitadas. No soy un pecador notorio. Leo libros religiosos, mi Biblia y trato de amar a la gente. Estoy sirviendo a Dios lo mejor que puedo«. Pero nadie será justificado ante Dios por sus buenas obras religiosas. «Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?» (Jeremías 17:9). El apóstol Pablo dijo que escribió: «Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe» (Efesios 2:8-9).
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