(miComunidad.com) En Mateo 10:8 encontramos una instrucción de Jesús a sus doce apóstoles en el momento de enviarlos a ministrar por primera vez: “Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia”. Estas palabras no solo guiaron a los discípulos en su misión inicial, sino que siguen siendo un principio eterno para todos los creyentes.
En ese momento, la misión de los Doce estaba dirigida a las aldeas judías. Como pueblo escogido de Dios, los israelitas debían escuchar primero la buena noticia de que el reino de los cielos se había acercado. La frase “de gracia recibisteis, dad de gracia” reflejaba una enseñanza conocida entre los rabinos: la Ley de Moisés había sido recibida gratuitamente de Dios, por lo tanto, debía transmitirse sin costo alguno. Nadie debía enriquecerse enseñando lo que era un don divino.
Leer más
Debe iniciar sesión para leer el resto de este artículo. Por favor inicie sesión o regístrese como usuario.