(miComunidad.com) El evangelio de Juan nos relata un momento único, ocurrido seis días antes de la Pascua: María tomó un perfume costoso de nardo puro, lo derramó sobre los pies de Jesús y luego los secó con su propio cabello (Juan 12:3). Este gesto, extraño para la cultura de aquel tiempo, encierra un significado profundo de amor, humildad y entrega.
En la tradición judía, una mujer rara vez soltaba su cabello en público; era símbolo de honra y belleza (1 Corintios 11:15). Pero María, al hacerlo, mostró que estaba dispuesta a dejar a un lado su orgullo y su gloria personal para rendirla a los pies de Cristo. En lugar de usar una toalla, utilizó lo más íntimo de sí misma como señal de devoción.
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