(miComunidad.com) Cuando los judíos regresaron a Jerusalén del exilio en Babilonia, tuvieron dificultades para reconstruir el templo. El pueblo se desanimó debido a la oposición de los no israelitas que vivían en la tierra. Su trabajo también se detuvo porque se ocuparon más de sus propios asuntos. Sin embargo, el templo era importante porque era el centro de adoración de Israel. El profeta Hageo escribió su libro alrededor del año 520 a.C., durante el tiempo en que exhortaba a que se reanudara la reconstrucción.
La evidencia dentro de Hageo confirma cuándo ministró el profeta, lo que ayuda a determinar cuándo escribió. Por ejemplo, el primer versículo indica la fecha exacta: “En el segundo año del rey Darío, el primer día del mes sexto, vino palabra del Señor por medio del profeta Hageo a Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y a Josué hijo de Josadac, el sumo sacerdote” (Hageo 1:1).
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