(miComunidad.com) La diferencia entre ser no carismático y ser anticarismático puede parecer sutil, pero tiene implicaciones importantes tanto teológicas como actitudinales dentro del cuerpo de Cristo. Esta distinción se basa principalmente en la postura personal o congregacional frente a los dones milagrosos del Espíritu Santo, tales como hablar en lenguas, profecía y sanidades.
Un creyente o congregación no carismática generalmente no enfatiza ni practica estos dones. Muchos en esta posición sostienen una visión conocida como cesacionismo, es decir, la creencia de que ciertos dones milagrosos dejaron de manifestarse con el fin de la era apostólica. Sin embargo, es importante señalar que los no carismáticos no necesariamente critican con dureza a quienes sí practican estos dones, especialmente cuando tales expresiones se hacen dentro de los límites de la Escritura y no contradicen la sana doctrina. Su postura puede ser descrita como reservada, cautelosa, pero no combativa.
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