La conciencia

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    La mayoría de las personas saben que tienen una conciencia —la cual se entiende como una voz interna que ayuda a tomar decisiones

     

    , pero pocos tienen una definición clara de lo que realmente es. 

     

    Muchos apelan a ella, pero pocos conocen el concepto en profundidad.

     

    De hecho, la forma en que está moldeada la conciencia varía de persona a persona, 

     

    aún entre cristianos, y está relacionada con factores como ,

    la cultura, la religión o la crianza familiar. 

     

    Esto nos debe hacer reflexionar:

     ¿Qué es la conciencia y por qué puede tener tantos matices? Y, sobre todo, ¿qué podemos hacer los cristianos para que la conciencia sea una herramienta beneficiosa en nuestra vida espiritual?

     

    la conciencia y la Palabra de Dios y que sea una aliada en tu crecimiento espiritual. 

     

    Pero antes, debemos definir la conciencia y por qué es urgente que sepamos cultivarla para bien.

     

    La conciencia y la corrupción del pecado

    La conciencia es una (capacidad ))que Dios dio al ser humano para ayudarlo a diferenciar lo bueno de lo malo; por lo tanto, es fundamental para la ((moralidad)) humana.

    Moral!

    El término “moral” surge del latín mor, que significa “carácter” o “costumbre”. Mor, a su vez, tiene su origen en moralis, que es el equivalente al griego ethikós (“ética”). Por su origen común, moral y ética suelen usarse en el mismo sentido, aun cuando no significan lo mismo: la ética es una disciplina filosófica que, en todo caso, estudia los principios que regulan el comportamiento moral.

     

    La moral, por su origen etimológico, refiere a un conjunto de costumbres, hábitos y valores que determinan cierto tipo de carácter ético. En la antigua Grecia se conocía a esto como ethos, que sí es el equivalente a mor (y no a moralis). El ethos es la moral como el conjunto de costumbres que forma el carácter ético de las personas.

     

     

    La Biblia enseña que todas las personas, aun aquellas que no conocen la ley de Dios, tienen una ley «escrita» en sus corazones y conciencias que les permite discernir lo correcto de lo incorrecto (Ro 2:14-15).

     

     Cuando los seres humanos no siguen esa ley en sus conciencias, cometen pecado

     (Stg 4:17).