(miComunidad.com) ¿Es el aborto siempre un pecado? El término aborto tiene muchas cargas, y con razón. Sin embargo, la palabra tiene diferentes significados en diferentes contextos. La palabra aborto, tal como aparece en la literatura médica, es mucho más amplia que el término utilizado en la conversación común. Ninguna definición coincide necesariamente con la forma en que las leyes se refieren al “aborto”. La definición médica es “la extracción del tejido del embarazo, los productos de la concepción o el feto y la placenta del útero” (https://www.health.harvard.edu/medical-tests-and-procedures/abortion-termination-of-pregnancy-a-to-z, consultado el 12/04/23). El discurso informal suele reservar la palabra aborto para procedimientos motivados por el deseo de no tener un hijo. Esto complica las discusiones sobre la determinación de la moralidad del “aborto”: dos personas pueden estar de acuerdo sobre qué actos están permitidos, pero etiquetarlos de manera diferente.
Lo que importa no es el término aplicado, sino la acción tomada. Sacar prematuramente un feto del cuerpo de una mujer o extraer tejido embrionario no implica necesariamente matar o tener la intención de matar. Las cesáreas programadas, por ejemplo, “interrumpen un embarazo” artificialmente, pero con una intención positiva. Poner fin a una vida humana no nacida porque interfiere con la estabilidad económica, las preferencias o el estilo de vida es un pecado atroz. Pero en casos raros, las dificultades durante el embarazo presentan un verdadero dilema moral. Cuando eso sucede, se deben considerar ambas vidas involucradas. Es de vital importancia recordar, sin embargo, que los casos en los que la vida de la madre está legítimamente en riesgo son extremadamente raros y representan mucho menos del 1% de todos los abortos.
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